Noemi Harkness ¡Dos días! Tenía dos días para conseguir un disfraz para el concurso de carnaval, había estado tan ocupada haciendo tarjetas de San Valentín que no me había enterado. Me encanta el 14 de febrero, creo que el amor (cualquier tipo de amor) y la amistad son sentimientos que hay que celebrar porque son de las mejores cosas que existen y quería que todo el mundo que conocía se sintiera especial ese día, así que había hecho tarjetas para cada uno de mis compañeros y compañeras de curso y mis profesores y profesoras diciéndoles algo bonito, me llevo un montón de tiempo y trabajo, pero estaba muy contenta con el resultado y me alegraba ver que había hecho a tanta gente sonreír, pero por estar tan centrada en eso, no me había enterado del concurso de carnaval, de hecho, si mi amiga Lana no me hubiese enseñado su disfraz de Celestina Warbeck, es probable que no me hubiera enterado hasta el mismo día del concurso y ahora tenía solo dos días.
Pensé y pensé en que podría hacer, y se me ocurrió que podría disfrazarme de caldero con una poción. Lo primero que hice fue ir a la Biblioteca y consultar un libro de pociones a ver de cuál podía disfrazarme, la que más llamó mi atención fue Felix Felicis, también conocida como “suerte líquida”. Iba a necesitar mucha ayuda.
Tras anotar en un pergamino todas las características de la poción, busqué al profesor de pociones, Caleb Clark, y le pregunté si podría darme un viejo caldero, el profesor me miró extrañado, pero cuando le expliqué lo que había ocurrido soltó una pequeña risa y me dio el caldero que necesitaba, caldero en mano, fui a ver a la profesora de encantamientos, Hooksea Black, para pedirle si podría agrandar un viejo caldero lo suficiente para que yo cupiera dentro y hacerle dos agujeros en la base para poder meter mis piernas, por suerte aceptó y mientras ella se encargaba del caldero, yo fui a hablar con Lucinda Black, la profesora de transformaciones para preguntarle si el día del concurso podría cambiar el color de mi ropa, pelo y piel para que se viera como oro fundido, me costó convencerla , pero al final, accedió y muy feliz fui a mi cuarto a hacer los complementos del disfraz: llamas de fuego que taparían mis piernas y gotas doradas parecidas a peces que colocaría a mi alrededor como si estuvieran saltando ¡menos mal que mis compañeras de habitación me ayudaron! No sé si habría conseguido tener listo mi disfraz a tiempo de no ser por ellas y por la ayuda de los maestros.
El día del concurso llegó, fui con la profesora Lucinda para que me volviera dorada, después me metí dentro del caldero que la profesora Hooksea había agrandado y agujereado para mí y con ayuda de Lana y Elisa, una de mis compañeras de cuarto, coloqué las llamas ocultando mis piernas y de modo que pareciera que el caldero estaba al fuego y puse las gotas doradas a mi alrededor. Antes de bajar al gran comedor, mandé una lechuza a mi mamá pidiendo que comprara dulces a cada una de las personas que me había ayudado.
El concurso, fue genial y muy sorprendente. Fui nominada como disfraz más original, aunque no gané en ninguna de las categorías y la verdad es que no me extraña porque había disfraces geniales ¿mi favorito? un chico de 6º año que se disfrazó de ave del trueno y no sé cómo, pero era capaz de provocar pequeños truenos y gotas de agua cuando movía las alas (brazos) y que se llevó un merecido primer premio al mejor disfraz. ¡Fue muy divertido! y espero que se siga celebrando el carnaval en Hogwarts por muchos, muchos años más
Noemi Harkness ¡Dos días! Tenía dos días para conseguir un disfraz para el concurso de carnaval, habia estado tan ocupada haciendo tarjetas de San Valentín que no me habia enterado. Me encanta el 14 de febrero, creo que el amor (cualquier tipo de amor) y la amistad son sentimientos que hay que celebrar porque son de las mejores cosas que existen y quería que todo el mundo que conocía se sintiera especial ese día, así que había hecho tarjetas para cada uno de mis compañeros y compañeras de curso y mis profesores y profesoras diciendoles algo bonito, me llevo un montón de tiempo y trabajo, pero estaba muy contenta con el resultado y me alegraba ver que había hecho a tanta gente sonreír, pero por estar tan centrada en eso, no me había enterado del concurso de carnaval, de hecho, si mi amiga Lana no me hubiese enseñado su disfraz de Celestina Warbeck, es probable que no me hubiera enterado hasta el mismo día del concurso y ahora tenía solo dos días.
Pensé y pensé en que podría hacer, y se me ocurrió que podría disfrazarme de caldero con una poción. Iba a necesitar mucha ayuda.
Fui nominada como disfraz más original, aunque no gané en ninguna de las categorías y la verdad es que no me extraña porque había disfraces geniales ¿mi favorito? un chico de 6º año que se disfrazó de ave del trueno y no sé cómo, pero era capaz de provocar pequeños truenos y gotas de agua cuando movía las alas (brazos) y que se llevo un merecido primer premio al mejor disfraz. ¡Fue muy divertido! y espero que se siga celebrando el carnaval en Hogwarts por muchos, muchos años más
Caleb Clark El profesor Clark se encontraba en su despacho corrigiendo las tareas de los alumnos. Aún tenía un par de días para acabar de corregirlas pero el trabajo se le había ido amontonando gracias a la fiesta de San Valentín, la cual apenas había disfrutado, pero lo cierto es que el ambiente de esa fiesta en el castillo lo distraía, le gustaba ver como los alumnos se emocionaban y enviaban lechuzas con pergaminos rosas o dulces y bombones. Pero por fin había pasado, por lo que alejó de sus pensamientos el día de San Valentín, ya que tenía una pila bastante grande de pergaminos en la esquina de su escritorio esperando a ser corregidos. Se acabó de un sorbo su café cargado y terminó de corregir el trabajo que tenía entre manos.
Miró su reloj, eran las seis y media de la tarde. A las ocho empezaría el baile de carnaval. Entonces se acordó de repente del disfraz. Se había olvidado por completo de preparar el disfraz de carnaval, y no podía presentarse simplemente con lo puesto.
Tuvo una descabellada idea y se dirigió a su despensa personal. Tenía que haber alguna poción que le ayudara a improvisar un disfraz. Ya casi no tenía tiempo, disponía de menos de una hora y media para hacer su disfraz. Vio un frasco de poción crecepelo y lo cogió, eso podía servirle, pero necesitaba complementarlo con algo. Repasó las estanterías hasta que dio con algo que podría servirle. Se arrojó la poción crecepelo por el cabello y este empezó a aumentar su tamaño y volumen.
Acto seguido, usó el encantamiento de aire caliente. El chorro de aire caliente que salió de su varita se lo aplicó directamente en el pelo, dejándolo encrespado y voluminoso. Se miró en un pequeño espejo de mano.
*Tampoco está tan mal* pensó. Apuntó de nuevo con su varita a su pelo.
“Colovaria” murmuró, y su pelo castaño claro comenzó a tornarse rojo sangre. Con ese pelo ahora parecía un payaso, que era lo que pretendía. Se aplicó polvos de talco en la cara, para volverla mucho más pajiza. Solo le faltaba la vestimenta. Y sabía dónde encontrarla.
Diez minutos más tarde se encontraba en el cobertizo del castillo. Allí habían monos que se les prestaban a los alumnos en ocasiones para clases de herbología, cogió uno que le venía a medida y aplicó el encantamiento colovaria de nuevo para transformar el color marrón del mono en un verde pistacho.
Volvió a su despacho con el mono en la mano, se quitó su túnica y se vistió con el mono. Cogió unas deportivas viejas y les hizo el encantamiento aumentador, para que parecieran mas grandes, como las de un payaso. Abrió su baúl y rebuscó hasta encontrar una Quaffle. Le aplicó el encantamiento reductio y el colovaria para cambiar su tamaño y color, y se la puso en la nariz, simulando una perfecta nariz de payaso, aunque con algún agujero de más.
Por último, volvió a la despensa y cogió un frasco de poción volubilis para cambiar su voz y parecer así un auténtico payaso. Se miró al espejo satisfecho, y se dirigió a la fiesta de carnaval, con cierta dificultad, ya que no era fácil andar con los zapatos tan grandes. Tal vez no fuera el mejor disfraz, pero si lo suficientemente bueno como para entrar en el concurso de disfraces.
Cuando entró en el gran comedor, pudo ver disfraces de todo tipo, licántropos, brujas malvadas, vampiros… Pero lo cierto es que no vio ningún payaso, y eso le gusto, al menos sería original. El profesor se dirigió al tablón y apuntó su nombre en la lista de participantes del concurso de disfraces y se puso a la cola, pues el gran comedor ahora disponía de una especie de pasarela con una alfombra donde todos los participantes del concurso tendrían que pasar para lucir sus disfraces y esperar a ser evaluados. El profesor no estaba nervioso ya que se presentó por mera diversión y cuando le toco cruzar la pasarela a él la única dificultad que tuvo fue la de no tropezar con sus propios pies. Mientras cruzaba la pasarela se dirigía a todos los presentes:
“Muy buenas noches, espero que estéis disfrutando de la fiesta de carnaval, estoy viendo unos disfraces magníficos, esta noche seré para vosotros, el Payaso Clark” dijo con una graciosa voz de pito debido a la poción volubilis mientras movía su nueva melena roja de payaso de un lado a otro.
*Madre mía la que tendré que pasar para devolver mi pelo a mi estado normal* pensó mientras sonreía a los presentes, bajándose de la pasarela listo para contemplar el disfraz que iba a cruzar la pasarela a continuación.
La verdad es que el profesor lo pasó genial, se río con algunos disfraces, que eran muy divertidos, otros daban miedo, parecían de Halloween y por otro lado habían otros que eran sencillos pero originales como el suyo. Ver a los alumnos lucirse en la pasarela le gustó mucho, tendrían que hacer este tipo de concursos mas a menudo. Ahora solo faltaba ver quién era el ganador.
Arwen Lynx Y ahi estaba la pequeña rubia. Sentada en su cama. Mirando fijamente a su baúl como si de un agujero negro se tratase. Y así se lo parecía. *¿¡Cómo es posible que no tenga nada con lo que disfrazarme?!* pensaba a gritos en su mente. No podía estar pasando aquello. San Valentin la había dejado con.. el culo al aire, y nunca mejor dicho por que así era, el Carnaval había llegado a Hogwarts y Arwen no tenía nada que ponerse. Se levantó de la cama de un salto, como un resorte, y comenzó a caminar de un lado a otro, en pequeños circulos frente a su cama.
*Tendría que haberlo previsto. Si es que... San Valentin siempre me tiene muy atareada. La próxima vez tienes que estar más atenta, Arwen. Pero es que... ¡el mercado de mis chuches estaba en auge! Creo que ningún año he vendido tantos... si es que eres una genia, Arwen. Dulces contaminados de amortentia... un clásico, pero infalible, y un éxito, totalmente... pero eso... ahora solo quedan chuches en tu baúl. ¿Y qué vas a hacer con eso? ¿Disfrazarte?* Y justo cuando parecía que acababa aquel estresante monólogo interno, su bombillita interior se encendió.
"¡Claro que sí, voy a disfrazarme!" exclamó sin poder evitarlo. Con rapidez, se lanzó sobre el baúl, recogiendo todas las chuches que le habían sobrado de sus experimentos san valentineros: varitas de regaliz, babosas de gelatina, caramelos que estallan, diablillos de pimienta, píldoras ácidas, droobles, grageas... todo lo que pudo encontrar y las puso sobre su cama. Después sacó del armario su camisón blanco de pijama. "Lo siento madre" murmuró justo antes de colocar todos los dulces algo pringosos pero en considerable buen estado sobre el impoluto vestidito. Parecía que seguía un patrón concreto de colores y formas, para después desordenarlo y colorcarlo como a ella le vino en gana. Una vez toda la superficie del camisón cubierta de golosinas y derivados, apuntó aquello con su varita y conjuró: "Epoximise" haciendo que los dulces se pegaran a la prenda como si fueran abalorios de la más alta calidad.
Una vez acabado el vestido, se lo puso. Se miró en el espejo, casi desde todos los ángulos posibles, fijándose que ningún caramelo estuviera despegado o fuera de lugar. *Por ahora todo correcto* se dijo. "Y ahora... el pelo. Vamos a experimentar." murmuró para ella misma en la habitación.
Agitó su varita con una leve floritura, alrededor de su pelo, haciendo así un hechizo de engrosamiento de cabello, que hizo que el pelo le creciera más, quedando a la altura de las caderas y engrosándose, quedando así más abultado de lo normal. "Crinus muto" y conjurando el hechizo cambió el color de su cabello, de un rubio casi blanco hasta un rosa chicle. Un brillo de emoción iluminó su mirada, aunque por breves instantes ya que ahora quedaba la parte más tediosa del conjunto: trenzar todo aquel pelo.
Con cuidado y paciencia, la joven dividió su melena en dos, para así hacerse dos trenzas. Comenzó a trenzar su pelo desde la raiz, mirandose al espejo para que las proporciones fueran perfectas e idénticas. Tras varios (muchos) minutos, su cabello normalmente indomable había acabado en dos largas y gruesas trenzas rosadas. "Por último... el toque final" dijo y cogió los pocos caramelos sobrantes del vestido. Con delicadeza y precisión se los enganchó en la cabeza, por las trenzas, como si fueran adornos para el pelo llenos de color.
*Espero que no se derritan o será dificil despegarlos del pelo... bueno, será dificil de todas todas... malditas greñas.* pensaba al colocar la última gragea de cereza en la parte inferior de la trenza derecha.
"Bueno... pues ya estaría, y aun quedan... 2 minutos para la fiesta... ¡ni tan mal!" y cogió un caramelo de fresa, y se lo empezó a comer, de manera que sus labios y su lengua quedaron de un rojo intenso.
Con alegría y casi a saltitos, salió de su sala común comiendose el dulce. Al llegar a la fiesta de Carnaval no pudo evitar fijarse en todos lo demás disfraces. Algunos más sencillos, otros más trabajados... pero sin duda la mayoría muy originales. Buscó con la mirada a su grupo de amigos, y entre la multitud descubrió la pelirroja cabellera de su amiga Alira.
"Qué pasa Alira" dijo a modo de saludo justo antes de abalanzarse sobre ella con los brazos abiertos.
"Vaya chica chuche, estás más azucarada que de costumbre" bromeó ella intentando recuperar el equilibrio por el más que efusivo abrazo.
"Veo que has captadado la dulce esencia de mi disfraz." dijo dando una vuelta para que pudiera ver su vestido mejor. Se acercó a la oreja de la joven Dolohov, y susurró: "Si se me cae alguna, no te la comas, son las chuches que me sobraron de San Valentin, las que tienen ya sabes... sorpresita." y le guiñó con no mucho éxito el ojo izquierdo. "¿Y tú de que vas disfrazada?" le preguntó observando su ropa normal y corriente.
"Nudista en huelga" declaró encogiéndose de hombros.
Arwen miró a su amiga, con una media sonrisa y asintiendo con la cabeza, satisfecha pero no sorprendida por la respuesta, ya que sabía de sobra que la serpiente pelirroja no encontraba disfrazarse de su agrado. "Todo un clásico"
Una vez que pareció que la fiesta tomaba un ritmillo considerable, la música paró, y una pequeña elfina doméstica salió al escenario, meneando unos calcetines rosas que llevaba puestos como fundas de orejas.
"Mi nombre es Señorita Noodles y seré la Maestra de Ceremonia de esta maravillosa fiesta de Carnaval." los aplausos llenaron la sala, dedicados a la pequeña Señorita Noodles. "Para los que no lo sepáis, un grupo de experimentados elfos ha estado merodeando por la sala, observando muy atentamente cada uno de vuestros atuendos, sus significados y las historias tras ellos, valorando el trabajo, la originalidad, aspecto general y muchas cosas más... A continuación, iremos llamando a los más destacados de la noche para que nos enseñen sus galas."
Tras ello, la elfina comenzó a recitar una lista de nombres, directamente de un pergamino. Arwen aplaudía con cada nombre que entonaba la pequeña con aquella voz tan aguda, deseando en el fondo, muy en el fondo ser nombrada para subir al escenario aquel. Sabía que no había dedicado muchísimo tiempo a la preparación de aquel disfraz, pero le había quedado bonito y sin duda era como sacar una parte de su alma al exterior. Arwen miraba a la elfina sonriente, y después observó a los concursantes que iban subiendo al escenario mientras la Señorita Noodles seguía cantando nombres. La pequeña Lynx suspiró *Sería genial que me nombraran... ganar el concurso con este disfraz... sería toda una delicia*
Olivia Darknight Ju, otra vez q no puedo participar, pa la siguiente ya si
Ellie Ives “¡Malditos cupidos, estúpidos corazones y pesadez de parejitas!” gritó Ellie precipitándose hacia su baúl en el dormitorio y haciendo que una compañera que estaba tranquilamente sentada en su cama leyendo pegara un bote por el susto y se fuera de allí mirándola como si estuviera como una cabra.
Pero es que a la muchacha la llegada del Carnaval se le había pasado por completo entre tanta celebración de San Valentín. Y ahora había un concurso de disfraces en el gran comedor en cuestión de horas y no había preparado nada.
Revolvió entre todas sus prendas sin encontrar nada que la motivara especialmente para disfrazarse pero intentando imaginar posibles opciones.
*Vale, un pijama blanco de pelito…me lo pongo y pinto un cucurucho de papel y me lo pego en la frente…Voy a parecer un unicornio retrasado, mejor no. ¡Una chaqueta de borreguito! ¿De pastora? No por Merlín, que la época de los belenes ya se ha pasado. Piensa Ellie, piensa…Voy a la cocina y me hago un vestido con filetes. ¡Que no eres Lady Gaga, melona!*
Siguió lanzando ropa por todos lados tratando de encontrar una opción hasta que llegó al final del baúl y miró varias prendas con ojo crítico.
“Esto, esto podría valer”
Un diffindo por aquí, un colovario por allá y unos minutos antes de bajar al gran comedor se quedó mirando su aspecto frente al espejo. El Crinus Muto que había usado había quedado genial.
*Por Morgana, que me vuelva a crecer el pelo* suplicó antes de salir de su sala común provocando las risas de varios de sus compañeros pero también sus aplausos.
Mientras caminaba se recolocó su indumentaria y dio un tirón a uno de los cojines que se había atado a la cintura.
Se había forrado en almohadones para simular un sobrepeso exagerado, había cogido una horrible bata que su padre le había regalado para las noches de frío y la había tintado de un aún más espantoso tono marrón, había cortado unas viejas zapatillas hasta convertirlas en algo parecido a unas sandalias…y se había cortado el pelo a estilo tazón rematándolo con una tonsura.
Cuando entró al Gran Comedor vio a muchos alumnos disfrazados de todo tipo de cosas y fue saludando y comentando los disfraces con aquellos que conocía, pero no dejó de buscar a la persona con que quería ver.
*Bueno…persona, persona no es*pensó divertida al divisar al Fraile Gordo, el fantasma de su casa y de quien se había disfrazado.
Se colocó junto a él y le mostró su atuendo recibiendo una carcajada cariñosa por parte del fantasma.
El concurso comenzó y los participantes iban subiendo a la tarima donde solían comer los profesores para mostrar sus atuendos. Cuando llegó su turno subió tratando de imitar los movimientos bamboleantes del fantasma, mucho menos precisos que los de otros entes e incluso se atrevió a entonar una de esas tonadillas de taberna que el Fraile a veces cantaba
“Y Odo el Héroe, ellos le echaron a casa como a un agujero
al lugar que conoció siendo un muchacho
Le dejaron para que descansase, con el sombrero del revés
y su varita partida en dos, qué triste.”
Cuando terminó bajó de allí haciendo absurdas reverencias y buscó un buen vaso de zumo de calabaza a la espera de que el resto de sus compañeros enseñaran sus disfraces para saber a quién elegían vencedor.
*Pase lo que pase esto ha sido muy divertido…sobre todo si consigo arreglarme el pelo y mañana no voy a clase como si fuera Fraile Tuck*
Trisaryss Kroeger YAASSS ESPERO QUE SE ANIMEN A PARTICIPAR MIS VIDAS
Emma Haller ¡Todo el mundo a animarse! Os deseo mucha suerte a los que participéis. ^^
Seren Dixon Estoy segura de que habra disfraces impresionantes ¡Animo!
Idranhiel Lovegood ¡ANIMAOS A PARTICIPAR, QUERIDOS! DINERILLO, CROMOSCROMOS.
Lugar de encuentro para Potterheads
Entra a formar parte del universo de Harry Potter más divertido y conoce a muchas personas interesantes y divertidas que comparten los mismos intereses que tú. ¡Te recibiremos con los brazos abiertos!
Noemi Harkness ¡Dos días! Tenía dos días para conseguir un disfraz para el concurso de carnaval, había estado tan ocupada haciendo tarjetas de San Valentín que no me había enterado. Me encanta el 14 de febrero, creo que el amor (cualquier tipo de amor) y la amistad son sentimientos que hay que celebrar porque son de las mejores cosas que existen y quería que todo el mundo que conocía se sintiera especial ese día, así que había hecho tarjetas para cada uno de mis compañeros y compañeras de curso y mis profesores y profesoras diciéndoles algo bonito, me llevo un montón de tiempo y trabajo, pero estaba muy contenta con el resultado y me alegraba ver que había hecho a tanta gente sonreír, pero por estar tan centrada en eso, no me había enterado del concurso de carnaval, de hecho, si mi amiga Lana no me hubiese enseñado su disfraz de Celestina Warbeck, es probable que no me hubiera enterado hasta el mismo día del concurso y ahora tenía solo dos días.
Pensé y pensé en que podría hacer, y se me ocurrió que podría disfrazarme de caldero con una poción. Lo primero que hice fue ir a la Biblioteca y consultar un libro de pociones a ver de cuál podía disfrazarme, la que más llamó mi atención fue Felix Felicis, también conocida como “suerte líquida”. Iba a necesitar mucha ayuda.
Tras anotar en un pergamino todas las características de la poción, busqué al profesor de pociones, Caleb Clark, y le pregunté si podría darme un viejo caldero, el profesor me miró extrañado, pero cuando le expliqué lo que había ocurrido soltó una pequeña risa y me dio el caldero que necesitaba, caldero en mano, fui a ver a la profesora de encantamientos, Hooksea Black, para pedirle si podría agrandar un viejo caldero lo suficiente para que yo cupiera dentro y hacerle dos agujeros en la base para poder meter mis piernas, por suerte aceptó y mientras ella se encargaba del caldero, yo fui a hablar con Lucinda Black, la profesora de transformaciones para preguntarle si el día del concurso podría cambiar el color de mi ropa, pelo y piel para que se viera como oro fundido, me costó convencerla , pero al final, accedió y muy feliz fui a mi cuarto a hacer los complementos del disfraz: llamas de fuego que taparían mis piernas y gotas doradas parecidas a peces que colocaría a mi alrededor como si estuvieran saltando ¡menos mal que mis compañeras de habitación me ayudaron! No sé si habría conseguido tener listo mi disfraz a tiempo de no ser por ellas y por la ayuda de los maestros.
El día del concurso llegó, fui con la profesora Lucinda para que me volviera dorada, después me metí dentro del caldero que la profesora Hooksea había agrandado y agujereado para mí y con ayuda de Lana y Elisa, una de mis compañeras de cuarto, coloqué las llamas ocultando mis piernas y de modo que pareciera que el caldero estaba al fuego y puse las gotas doradas a mi alrededor. Antes de bajar al gran comedor, mandé una lechuza a mi mamá pidiendo que comprara dulces a cada una de las personas que me había ayudado.
El concurso, fue genial y muy sorprendente. Fui nominada como disfraz más original, aunque no gané en ninguna de las categorías y la verdad es que no me extraña porque había disfraces geniales ¿mi favorito? un chico de 6º año que se disfrazó de ave del trueno y no sé cómo, pero era capaz de provocar pequeños truenos y gotas de agua cuando movía las alas (brazos) y que se llevó un merecido primer premio al mejor disfraz. ¡Fue muy divertido! y espero que se siga celebrando el carnaval en Hogwarts por muchos, muchos años más
Noemi Harkness ¡Dos días! Tenía dos días para conseguir un disfraz para el concurso de carnaval, habia estado tan ocupada haciendo tarjetas de San Valentín que no me habia enterado. Me encanta el 14 de febrero, creo que el amor (cualquier tipo de amor) y la amistad son sentimientos que hay que celebrar porque son de las mejores cosas que existen y quería que todo el mundo que conocía se sintiera especial ese día, así que había hecho tarjetas para cada uno de mis compañeros y compañeras de curso y mis profesores y profesoras diciendoles algo bonito, me llevo un montón de tiempo y trabajo, pero estaba muy contenta con el resultado y me alegraba ver que había hecho a tanta gente sonreír, pero por estar tan centrada en eso, no me había enterado del concurso de carnaval, de hecho, si mi amiga Lana no me hubiese enseñado su disfraz de Celestina Warbeck, es probable que no me hubiera enterado hasta el mismo día del concurso y ahora tenía solo dos días.
Pensé y pensé en que podría hacer, y se me ocurrió que podría disfrazarme de caldero con una poción. Iba a necesitar mucha ayuda.
Fui nominada como disfraz más original, aunque no gané en ninguna de las categorías y la verdad es que no me extraña porque había disfraces geniales ¿mi favorito? un chico de 6º año que se disfrazó de ave del trueno y no sé cómo, pero era capaz de provocar pequeños truenos y gotas de agua cuando movía las alas (brazos) y que se llevo un merecido primer premio al mejor disfraz. ¡Fue muy divertido! y espero que se siga celebrando el carnaval en Hogwarts por muchos, muchos años más
Caleb Clark El profesor Clark se encontraba en su despacho corrigiendo las tareas de los alumnos. Aún tenía un par de días para acabar de corregirlas pero el trabajo se le había ido amontonando gracias a la fiesta de San Valentín, la cual apenas había disfrutado, pero lo cierto es que el ambiente de esa fiesta en el castillo lo distraía, le gustaba ver como los alumnos se emocionaban y enviaban lechuzas con pergaminos rosas o dulces y bombones. Pero por fin había pasado, por lo que alejó de sus pensamientos el día de San Valentín, ya que tenía una pila bastante grande de pergaminos en la esquina de su escritorio esperando a ser corregidos. Se acabó de un sorbo su café cargado y terminó de corregir el trabajo que tenía entre manos. Miró su reloj, eran las seis y media de la tarde. A las ocho empezaría el baile de carnaval. Entonces se acordó de repente del disfraz. Se había olvidado por completo de preparar el disfraz de carnaval, y no podía presentarse simplemente con lo puesto. Tuvo una descabellada idea y se dirigió a su despensa personal. Tenía que haber alguna poción que le ayudara a improvisar un disfraz. Ya casi no tenía tiempo, disponía de menos de una hora y media para hacer su disfraz. Vio un frasco de poción crecepelo y lo cogió, eso podía servirle, pero necesitaba complementarlo con algo. Repasó las estanterías hasta que dio con algo que podría servirle. Se arrojó la poción crecepelo por el cabello y este empezó a aumentar su tamaño y volumen. Acto seguido, usó el encantamiento de aire caliente. El chorro de aire caliente que salió de su varita se lo aplicó directamente en el pelo, dejándolo encrespado y voluminoso. Se miró en un pequeño espejo de mano. *Tampoco está tan mal* pensó. Apuntó de nuevo con su varita a su pelo. “Colovaria” murmuró, y su pelo castaño claro comenzó a tornarse rojo sangre. Con ese pelo ahora parecía un payaso, que era lo que pretendía. Se aplicó polvos de talco en la cara, para volverla mucho más pajiza. Solo le faltaba la vestimenta. Y sabía dónde encontrarla. Diez minutos más tarde se encontraba en el cobertizo del castillo. Allí habían monos que se les prestaban a los alumnos en ocasiones para clases de herbología, cogió uno que le venía a medida y aplicó el encantamiento colovaria de nuevo para transformar el color marrón del mono en un verde pistacho. Volvió a su despacho con el mono en la mano, se quitó su túnica y se vistió con el mono. Cogió unas deportivas viejas y les hizo el encantamiento aumentador, para que parecieran mas grandes, como las de un payaso. Abrió su baúl y rebuscó hasta encontrar una Quaffle. Le aplicó el encantamiento reductio y el colovaria para cambiar su tamaño y color, y se la puso en la nariz, simulando una perfecta nariz de payaso, aunque con algún agujero de más. Por último, volvió a la despensa y cogió un frasco de poción volubilis para cambiar su voz y parecer así un auténtico payaso. Se miró al espejo satisfecho, y se dirigió a la fiesta de carnaval, con cierta dificultad, ya que no era fácil andar con los zapatos tan grandes. Tal vez no fuera el mejor disfraz, pero si lo suficientemente bueno como para entrar en el concurso de disfraces. Cuando entró en el gran comedor, pudo ver disfraces de todo tipo, licántropos, brujas malvadas, vampiros… Pero lo cierto es que no vio ningún payaso, y eso le gusto, al menos sería original. El profesor se dirigió al tablón y apuntó su nombre en la lista de participantes del concurso de disfraces y se puso a la cola, pues el gran comedor ahora disponía de una especie de pasarela con una alfombra donde todos los participantes del concurso tendrían que pasar para lucir sus disfraces y esperar a ser evaluados. El profesor no estaba nervioso ya que se presentó por mera diversión y cuando le toco cruzar la pasarela a él la única dificultad que tuvo fue la de no tropezar con sus propios pies. Mientras cruzaba la pasarela se dirigía a todos los presentes: “Muy buenas noches, espero que estéis disfrutando de la fiesta de carnaval, estoy viendo unos disfraces magníficos, esta noche seré para vosotros, el Payaso Clark” dijo con una graciosa voz de pito debido a la poción volubilis mientras movía su nueva melena roja de payaso de un lado a otro. *Madre mía la que tendré que pasar para devolver mi pelo a mi estado normal* pensó mientras sonreía a los presentes, bajándose de la pasarela listo para contemplar el disfraz que iba a cruzar la pasarela a continuación. La verdad es que el profesor lo pasó genial, se río con algunos disfraces, que eran muy divertidos, otros daban miedo, parecían de Halloween y por otro lado habían otros que eran sencillos pero originales como el suyo. Ver a los alumnos lucirse en la pasarela le gustó mucho, tendrían que hacer este tipo de concursos mas a menudo. Ahora solo faltaba ver quién era el ganador.
Arwen Lynx Y ahi estaba la pequeña rubia. Sentada en su cama. Mirando fijamente a su baúl como si de un agujero negro se tratase. Y así se lo parecía. *¿¡Cómo es posible que no tenga nada con lo que disfrazarme?!* pensaba a gritos en su mente. No podía estar pasando aquello. San Valentin la había dejado con.. el culo al aire, y nunca mejor dicho por que así era, el Carnaval había llegado a Hogwarts y Arwen no tenía nada que ponerse. Se levantó de la cama de un salto, como un resorte, y comenzó a caminar de un lado a otro, en pequeños circulos frente a su cama. *Tendría que haberlo previsto. Si es que... San Valentin siempre me tiene muy atareada. La próxima vez tienes que estar más atenta, Arwen. Pero es que... ¡el mercado de mis chuches estaba en auge! Creo que ningún año he vendido tantos... si es que eres una genia, Arwen. Dulces contaminados de amortentia... un clásico, pero infalible, y un éxito, totalmente... pero eso... ahora solo quedan chuches en tu baúl. ¿Y qué vas a hacer con eso? ¿Disfrazarte?* Y justo cuando parecía que acababa aquel estresante monólogo interno, su bombillita interior se encendió. "¡Claro que sí, voy a disfrazarme!" exclamó sin poder evitarlo. Con rapidez, se lanzó sobre el baúl, recogiendo todas las chuches que le habían sobrado de sus experimentos san valentineros: varitas de regaliz, babosas de gelatina, caramelos que estallan, diablillos de pimienta, píldoras ácidas, droobles, grageas... todo lo que pudo encontrar y las puso sobre su cama. Después sacó del armario su camisón blanco de pijama. "Lo siento madre" murmuró justo antes de colocar todos los dulces algo pringosos pero en considerable buen estado sobre el impoluto vestidito. Parecía que seguía un patrón concreto de colores y formas, para después desordenarlo y colorcarlo como a ella le vino en gana. Una vez toda la superficie del camisón cubierta de golosinas y derivados, apuntó aquello con su varita y conjuró: "Epoximise" haciendo que los dulces se pegaran a la prenda como si fueran abalorios de la más alta calidad. Una vez acabado el vestido, se lo puso. Se miró en el espejo, casi desde todos los ángulos posibles, fijándose que ningún caramelo estuviera despegado o fuera de lugar. *Por ahora todo correcto* se dijo. "Y ahora... el pelo. Vamos a experimentar." murmuró para ella misma en la habitación. Agitó su varita con una leve floritura, alrededor de su pelo, haciendo así un hechizo de engrosamiento de cabello, que hizo que el pelo le creciera más, quedando a la altura de las caderas y engrosándose, quedando así más abultado de lo normal. "Crinus muto" y conjurando el hechizo cambió el color de su cabello, de un rubio casi blanco hasta un rosa chicle. Un brillo de emoción iluminó su mirada, aunque por breves instantes ya que ahora quedaba la parte más tediosa del conjunto: trenzar todo aquel pelo. Con cuidado y paciencia, la joven dividió su melena en dos, para así hacerse dos trenzas. Comenzó a trenzar su pelo desde la raiz, mirandose al espejo para que las proporciones fueran perfectas e idénticas. Tras varios (muchos) minutos, su cabello normalmente indomable había acabado en dos largas y gruesas trenzas rosadas. "Por último... el toque final" dijo y cogió los pocos caramelos sobrantes del vestido. Con delicadeza y precisión se los enganchó en la cabeza, por las trenzas, como si fueran adornos para el pelo llenos de color. *Espero que no se derritan o será dificil despegarlos del pelo... bueno, será dificil de todas todas... malditas greñas.* pensaba al colocar la última gragea de cereza en la parte inferior de la trenza derecha. "Bueno... pues ya estaría, y aun quedan... 2 minutos para la fiesta... ¡ni tan mal!" y cogió un caramelo de fresa, y se lo empezó a comer, de manera que sus labios y su lengua quedaron de un rojo intenso. Con alegría y casi a saltitos, salió de su sala común comiendose el dulce. Al llegar a la fiesta de Carnaval no pudo evitar fijarse en todos lo demás disfraces. Algunos más sencillos, otros más trabajados... pero sin duda la mayoría muy originales. Buscó con la mirada a su grupo de amigos, y entre la multitud descubrió la pelirroja cabellera de su amiga Alira. "Qué pasa Alira" dijo a modo de saludo justo antes de abalanzarse sobre ella con los brazos abiertos. "Vaya chica chuche, estás más azucarada que de costumbre" bromeó ella intentando recuperar el equilibrio por el más que efusivo abrazo. "Veo que has captadado la dulce esencia de mi disfraz." dijo dando una vuelta para que pudiera ver su vestido mejor. Se acercó a la oreja de la joven Dolohov, y susurró: "Si se me cae alguna, no te la comas, son las chuches que me sobraron de San Valentin, las que tienen ya sabes... sorpresita." y le guiñó con no mucho éxito el ojo izquierdo. "¿Y tú de que vas disfrazada?" le preguntó observando su ropa normal y corriente. "Nudista en huelga" declaró encogiéndose de hombros. Arwen miró a su amiga, con una media sonrisa y asintiendo con la cabeza, satisfecha pero no sorprendida por la respuesta, ya que sabía de sobra que la serpiente pelirroja no encontraba disfrazarse de su agrado. "Todo un clásico" Una vez que pareció que la fiesta tomaba un ritmillo considerable, la música paró, y una pequeña elfina doméstica salió al escenario, meneando unos calcetines rosas que llevaba puestos como fundas de orejas. "Mi nombre es Señorita Noodles y seré la Maestra de Ceremonia de esta maravillosa fiesta de Carnaval." los aplausos llenaron la sala, dedicados a la pequeña Señorita Noodles. "Para los que no lo sepáis, un grupo de experimentados elfos ha estado merodeando por la sala, observando muy atentamente cada uno de vuestros atuendos, sus significados y las historias tras ellos, valorando el trabajo, la originalidad, aspecto general y muchas cosas más... A continuación, iremos llamando a los más destacados de la noche para que nos enseñen sus galas." Tras ello, la elfina comenzó a recitar una lista de nombres, directamente de un pergamino. Arwen aplaudía con cada nombre que entonaba la pequeña con aquella voz tan aguda, deseando en el fondo, muy en el fondo ser nombrada para subir al escenario aquel. Sabía que no había dedicado muchísimo tiempo a la preparación de aquel disfraz, pero le había quedado bonito y sin duda era como sacar una parte de su alma al exterior. Arwen miraba a la elfina sonriente, y después observó a los concursantes que iban subiendo al escenario mientras la Señorita Noodles seguía cantando nombres. La pequeña Lynx suspiró *Sería genial que me nombraran... ganar el concurso con este disfraz... sería toda una delicia*
Olivia Darknight Ju, otra vez q no puedo participar, pa la siguiente ya si
Ellie Ives “¡Malditos cupidos, estúpidos corazones y pesadez de parejitas!” gritó Ellie precipitándose hacia su baúl en el dormitorio y haciendo que una compañera que estaba tranquilamente sentada en su cama leyendo pegara un bote por el susto y se fuera de allí mirándola como si estuviera como una cabra. Pero es que a la muchacha la llegada del Carnaval se le había pasado por completo entre tanta celebración de San Valentín. Y ahora había un concurso de disfraces en el gran comedor en cuestión de horas y no había preparado nada. Revolvió entre todas sus prendas sin encontrar nada que la motivara especialmente para disfrazarse pero intentando imaginar posibles opciones. *Vale, un pijama blanco de pelito…me lo pongo y pinto un cucurucho de papel y me lo pego en la frente…Voy a parecer un unicornio retrasado, mejor no. ¡Una chaqueta de borreguito! ¿De pastora? No por Merlín, que la época de los belenes ya se ha pasado. Piensa Ellie, piensa…Voy a la cocina y me hago un vestido con filetes. ¡Que no eres Lady Gaga, melona!* Siguió lanzando ropa por todos lados tratando de encontrar una opción hasta que llegó al final del baúl y miró varias prendas con ojo crítico. “Esto, esto podría valer” Un diffindo por aquí, un colovario por allá y unos minutos antes de bajar al gran comedor se quedó mirando su aspecto frente al espejo. El Crinus Muto que había usado había quedado genial. *Por Morgana, que me vuelva a crecer el pelo* suplicó antes de salir de su sala común provocando las risas de varios de sus compañeros pero también sus aplausos. Mientras caminaba se recolocó su indumentaria y dio un tirón a uno de los cojines que se había atado a la cintura. Se había forrado en almohadones para simular un sobrepeso exagerado, había cogido una horrible bata que su padre le había regalado para las noches de frío y la había tintado de un aún más espantoso tono marrón, había cortado unas viejas zapatillas hasta convertirlas en algo parecido a unas sandalias…y se había cortado el pelo a estilo tazón rematándolo con una tonsura. Cuando entró al Gran Comedor vio a muchos alumnos disfrazados de todo tipo de cosas y fue saludando y comentando los disfraces con aquellos que conocía, pero no dejó de buscar a la persona con que quería ver. *Bueno…persona, persona no es*pensó divertida al divisar al Fraile Gordo, el fantasma de su casa y de quien se había disfrazado. Se colocó junto a él y le mostró su atuendo recibiendo una carcajada cariñosa por parte del fantasma. El concurso comenzó y los participantes iban subiendo a la tarima donde solían comer los profesores para mostrar sus atuendos. Cuando llegó su turno subió tratando de imitar los movimientos bamboleantes del fantasma, mucho menos precisos que los de otros entes e incluso se atrevió a entonar una de esas tonadillas de taberna que el Fraile a veces cantaba “Y Odo el Héroe, ellos le echaron a casa como a un agujero al lugar que conoció siendo un muchacho Le dejaron para que descansase, con el sombrero del revés y su varita partida en dos, qué triste.” Cuando terminó bajó de allí haciendo absurdas reverencias y buscó un buen vaso de zumo de calabaza a la espera de que el resto de sus compañeros enseñaran sus disfraces para saber a quién elegían vencedor. *Pase lo que pase esto ha sido muy divertido…sobre todo si consigo arreglarme el pelo y mañana no voy a clase como si fuera Fraile Tuck*
Trisaryss Kroeger YAASSS ESPERO QUE SE ANIMEN A PARTICIPAR MIS VIDAS
Emma Haller ¡Todo el mundo a animarse! Os deseo mucha suerte a los que participéis. ^^
Taissa Torrance A escribir como loca
Wasp Salander Venga chicos! Todos a escribir geniales relatos de Carnaval y a disfrazarse a lo loco!
Daryl Dixon 200 galeones ricos ricos que me voy a llevar
Samu Grindelwald mm ta bueno pondre mi mente a trabajar
Jenna Ocsir AYYY QUÉ ILUSIÓN! *corre a escribir*
Seren Dixon Estoy segura de que habra disfraces impresionantes ¡Animo!
Idranhiel Lovegood ¡ANIMAOS A PARTICIPAR, QUERIDOS! DINERILLO, CROMOSCROMOS.