¡FELIZ SÁBADO QUERIDOS Y QUERIDAS!

 

 

Hoy os propongo algo distinto. No me quiero limitar a hablar de mí, aunque sé que mi vida es súper interesante. Sino que os traigo algo que he encontrado en la biblioteca. Algo que muchos saben y otros muchos desconocen. Pero tranquilos, no vengo a aburriros con una clase de Historia, para eso ya está Mike Dilaurentis. Pero sí quería comentaros este asunto que me ha parecido de lo más interesante. Incluso lo veo absolutamente necesario si queremos crear ese clima de armonía y hermandad que debe caracterizar a Hogwarts. Olvidarnos un poco de esa competencia y malos rollos que nos han acompañado durante los últimos meses.

 

 

Como muchos habréis observado, existe una especie de barrera entre muchos de nosotros. Una barrera que se lleva por dentro, aunque ni tan siquiera debería existir. ¿Sabéis cuál es? Así es, queridos y queridas, LA SANGRE. Después de tantos años, aun hay quien trata de manera diferente a los hijos de muggles. ¿Por qué?

 

Y esto lo pongo en negrita y bien grande… NO SÓLO ES COSA DE SLYTHERIN. Dejemos de pensar que ellos son siempre los malos. Porque malos y malas hay en todas las casas.

 

 

Como ya conocemos todos, el término sangre pura incluye a todo aquel mago descendiente de una familia que en ningún momento se haya “mezclado” con un muggle. Pero… ¿Hace falta ser sangre pura para ser un buen mago? PREGUNTO.

 

 

Ha quedado evidentemente demostrado a lo largo de la historia que no. Tenemos suficientes pruebas de la cantidad de personas que han hecho grandes cosas. Se han enfrentado a magos requetehorribles, algunos hasta llegando a dar la vida. Tenemos a Harry Potter, Minerva McGonagall, Severus Snape… Incluso al mismísimo Albus Dumbledore.

 

 

 

Por otra parte, están los hijos de muggles, aquellos a los cuales sólo un mago auténticamente despreciable los denominaría como “sangre sucia”. ¡AAAAAAAAAAAAAASCO QUE ME DAN LOS QUE VAN DE GUAYS! Y, ¿a quién encontramos en esta categoría? Pues no es que abunden, pero sí que podéis conocer a Lily Potter, Justin Finch-Fletchley, Dirk Cresswell, Colin Creevey, Ted Tonks o a la maravillosa Hermione Granger.

 

 

 

A continuación, facilitaré la lista de familias de sangre pura, es decir, las que no tocan a un muggle ni con un palo. ¿Esto qué quiere decir? Que están cerrando tanto el círculo que, en unos años, se acabarán juntando los primos entre sí. Y puede que tu hijo sea mago pero, muy probablemente también sea medio lelo. No es difícil llevar un registro de estas familias, ya que son cuatro gatos. ¡COMENCEMOS!

Abbott
Avery
Black
Bulstrode
Burke
Carrow
Crouch
Fawley
Flint
Gaunt
Greengrass
Lestrange
Longbottom
Macmillan
Malfoy
Nott
Ollivander
Parkinson
Prewett
Rosier
Rowle
Selwyn
Shacklebolt
Shafiq
Slughorn
Travers
Weasley
Yaxley

 

Todos los que no compartáis apellido con los nombrados anteriormente, no sois sangre pura. ¿Y eso os tiene que hacer inferiores? EN ABSOLUTO. Mi nombre es Julietta Andrews. Soy hija de padre mago y madre muggle. ¿Y soy mala bruja? PARA NADA. ¿La lío? Sí, y mucho. Pero me esfuerzo cada día por ser mejor y sobre todo por hacer de este don algo que ayude a quienes no tienen la suerte que tenemos todos los que podéis leer este artículo.

 

Así que, querid@s amig@s mag@s, no menospreciéis a nadie, venga de donde venga y tenga la sangre que tenga. Nunca se sabe quién puede sorprendernos para bien… O para mal.

 

 

Se despide cordialmente, una orgullosa bruja mestiza,

Julietta W. Andrews