¿Hay algún lugar más emblemático para los magos y brujas de Reino Unido que el Callejón Diagon? Un laberinto de tiendas y callejuelas donde la magia se puede respirar en cada esquina, este lugar está escondido de la vista de las personas muggles, siendo el bullicioso mercado el destino ideal para aprovisionarse de todo lo necesario para el nuevo curso en Hogwarts además de ser el primer punto de contacto con el mundo mágico de las personas nacidas de padres no mágicos o que hasta el momento no tuvieron contacto con él.
El Caldero Chorreante, un punto de referencia mágico arraigado en la historia del Callejón Diagon, es mucho más que un simple pub pues ha sido testigo de innumerables momentos de la historia mágica, desde sus humildes comienzos en los albores del siglo XVI hasta los tiempos más oscuros bajo el dominio de Lord Voldemort y es que en el momento en el que el Estatuto Internacional del Secreto Mágico ocultó el Callejón Diagon, el Caldero Chorreante se convirtió en el punto de acceso principal para los magos y brujas que buscaban entrar en este. Bajo el acuerdo con el entonces Ministro de Magia, Ulick Gamp, el propietario del Caldero Chorreante tenía la importante responsabilidad de permitir la entrada al Callejón Diagon desde su propio patio trasero, asegurando así la continua conexión entre el mundo muggle y el mundo mágico.
Esta empedrada calle ha sido testigo de innumerables momentos históricos, incluida la primera visita de Harry Potter, acompañado por el medio gigante Rubeus Hagrid. Allí tuvo su primer encuentro con los duendes en Gringotts y compró su varita en Ollivanders, donde fue elegido por una varita con una pluma que provenía del mismo fénix que la de Lord Voldemort.
Pero la alegría que conoció con once años, cambió con la llegada de nuevo del Señor Oscuro, con el reinado de los mortífagos donde el Callejón Diagon se volvió sombrió y desierto, convirtiéndose en un cascarón de lo que realmente era y había sido. Hasta el fin de la guerra mágica, donde la esperanza hizo volver a cobrar vida al Callejón Diago, testigo silencioso de la historia mágica y centro de la sociedad mágica londinense.
Para acceder a él, al menos para muchos magos primerizos que desconocen o no pueden usar la aparición o los polvos flu, se necesita llegar al Caldero Chorreante, un bar londinense situado en Charing Cross y rodeado por tiendas de ropa, discos y cines, lo suficiente para atraer la atención de las personas no mágicas que por allí pasean y que no reparen en el lugar. En la trastienda del local originalmente creada por Daisy Dodderidge, una visionaria que quería unir ambos mundos, se encuentra una pared de ladrillo aparentemente viejo que, al ser tocada de una manera concreta se abrirá para revelar la entrada a un mundo de color, sensaciones, olores. Se abrirá para revelar la entrada a la magia del Callejón Diagon.
A pesar de llamarse así de manera general, podemos encontrar otros sitios dentro del Callejón Diagon, empezando por el mercado Carkitt, donde se encuentran una gran cantidad de las tiendas que se pueden visitar, pero no es el único emplazamiento, pues también podemos visitar el Callejón Horizont y el infame Callejón Knockturn.
Entre las muchas maravillas que el Callejón Diagon tiene para ofrecer, algunas tiendas destacan por encima de las demás, cada una con su propio encanto único y su amplia selección de productos mágicos. La más icónica de todas es, sin duda alguna, Ollivanders, la tienda de varitas más antigua y prestigiosa del mundo mágico. Aquí, los jóvenes magos y brujas pueden encontrar la varita perfecta, o más bien, será ella la que los elegirá, porque como todo buen mago sabe, es la mejor manera de conseguir una varita aunque se puedan heredar o conseguir por otros medios.
Los más bromistas encontrarán su paraído en el Callejón Diagon igual que lo pueden hacer en Zonko en Hogsmeade pues podrán visitar Sortilegios Weasley, creada por Fred y George Weasley, los conocidos gemelos que crearon multitud de productos divertidos que alegrará a cualquiera que sea joven de corazón.
No podemos olvidar mencionar a Flourish y Blotts, la librería mágica más grande de Londres, donde los amantes del conocimiento pueden perderse entre las estanterías repletas de libros de hechizos, historia mágica y mucho más además de Florean Fortescue, lugar preferido de los amantes del helado.