¡Hola, peque! Mamá me ha contado que se te ha caído un diente y que te has encontrado un galeón y cinco libras relucientes bajo la almohada. Ojalá haberte podido enviar esta carta por correspondencia con el hada de los dientes, porque así le hubiéramos ahorrado el viaje a una lechuza, pero no podía no continuar contándote sobre mis estudios. En la anterior te hablaba de la capa de invisibilidad, pero hoy trataremos un tema algo más serio:
Esto es como la otra vez, y no solo en que vamos a ir tratando más o menos los mismos puntos porque creo que así tendrás una visión más clara si no porque varitas hay muchas, ¿verdad? Yo tengo una, mamá tiene otra y casi todo mago o bruja tiene uno. Ya hablaremos en algún otro momento sobre la magia sin varita y el Instituto Uagadou, donde no las usaron nunca, o al menos no de manera obligatoria que yo sepa, pero investigaré sobre ello para poder contarte.
Sin embargo, la Varita de Saúco, que también sale en los cuentos de Beedle el Bardo, en la Fábula de los Tres Hermanos, es presentada como la más poderosa de todas. ¿Recuerdas que la capa nunca se desgastaba en comparación a otras como las que tenemos? Pues la Varita de Saúco es invencible, o al menos así se presentó en la Fábula de los tres hermanos, pero no me quiero adelantar.
Como en la carta anterior, la Varita de Saúco tiene dos historias diferentes, una que muchos creen que es un cuento para niños y otra algo más centrada en la realidad, en datos documentados, y a veces en los que no lo están.
¿Recuerdas a los personajes de la carta anterior? Teníamos al pequeño, que se quedó la capa, al mediano, que pidió la piedra de resurrección y al mayor, que, absolutamente enorgullecido por haber sido capaz de derrotar a la muerte, lo que hizo con ayuda de sus hermanos como te comentaba en la otra cara, le pidió una varita capaz de hacerle ganar todos los duelos a los que se enfrentara su propietario. La Muerte, recuerda que ponemos la mayúscula por que es una personificación, se acercó a un árbol cercano y de allí creó la Varita de Saúco. Quizá el hermano mayor debería haber formulado mejor su deseo porque el decir su propietario, incluía a muchas personas además de él. La lealtad de una Varita no se debe, en muchas ocasiones a una sola persona, y puede cambiar a lo largo de su vida útil, por eso algunas se heredan. La Varita de Saúco, para todas las virtudes que tenía, no era muy leal, y ese el motivo por el que la gente hacía mucho, mucho, mucho daño a otras para poder conseguirla.
Siguiendo el hilo del otro día, volvemos a los hermanos Peverell: Antioch, Cadmus e Ignotus. De Ignotus ya hablamos, de Cadmus ya lo haremos, así que hoy nos toca Antioch. Antioch era el mayor de todos y tenía una varita muy poderosa, como podrás imaginar, según mis creencias, y las de mis compañeros de estudios, la Varita de Saúco. Si no estamos equivocados, la persona que se la quitó a él, la perdió a manos de Emeric el Malvado, un mago tenebroso de quien se la quedó Egbert el Ilustre. Después de estar perdida durante unos cien años, la supuesta Varita de Saúco cayó en manos de Godelot, aunque su hijo Hereward se la quedó y, con él, desapareció durante sigulos hasta llegar a Gregorovitch, reconocido fabricante de varitas. Se dice que hasta Albus Dumbledore y Harry Potter la tuvieron.
Es una historia con mucha violencia y no muy apropiada para tu edad, pero si todo es como se menciona en la historia, no en la Fábula, el paradero de la Varita de Saúco ahora mismo es desconocido, pero la encontraremos.
Como te decía antes, es la varita más poderosa que existe, permitiendo a su dueño hacer un tipo de magia que no podría realizar de manera común. Sin embargo, como con la capa de invisibilidad, la Varita de Saúco no tiene un poder ilimitado, hay algunos tipos de situaciones que no puede solucionar, como algunas maldiciones o situaciones creadas por algunas criaturas mágicas, pero eso será una historia que te explicaré más en profundidad cuando sepa más detalles en concreto. Hasta entonces, te quiero, cariño. Falta poco para que nos veamos.
Te quiere,
Mamá.