Te echo mucho de menos. ¿Cuántas veces te lo he dicho ya? He perdido la cuenta, pero no hay mayor verdad que esa. Ojalá puedas venir a visitarme pronto, aquí hay mucha gente de mi edad y los sanadores son muy amables, pero la compañía de mi familia no se puede sustituir por nadie en este mundo. Si tuvieras un momento para pasarte a verme, sería tremendamente feliz. Y, si ya que lo haces, traes a tu madre contigo, no cabría en mí misma de la emoción. No me queda demasiado tiempo en este mundo, y me gustaría compartirlo con vosotros.
Me gustaría regalarte mis memorias. No sé si estás de acuerdo con eso, pero me encantaría dejártelas aquí y que, en un futuro, cuando pienses en mí, no olvides que estuve viva. Quiero que haya más pruebas de mi existencia, y que todo lo que yo me vi obligada a vivir te ayude a que no te suceda a ti lo mismo. Podemos empezar con Pottervigilancia.
Cuando Lord Voldemort tuvo bajo su control el Ministerio de magia, la sociedad mágica que no seguía sus ideales se encontraba en una completa desesperación. No había esperanza, no había ánimos de luchar. Unos pocos sí, pero no eran mayoría. Ahí fue cuando surgió una luz en la oscuridad que nos ayudó a muchos: Pottervigilancia, una cadena de radio que nos informaba de todo lo que sucedía, especialmente los eventos que más catastróficos, pues había personas que eran asesinadas pero que no mencionaban en el periódico del Profeta, o siquiera en la Red Mágica Inalámbrica. Muy triste, pero gracias a Lee Jordan, un antiguo Gryffindor que lo creó junto a más personas, todos nos sentimos más unidos. Fueron tiempos duros.
Era muy ingenioso, pues se hacía a través de una contraseña que se indicaba al final de cada transmisión, y no se emitía en el mismo sitio ni lo hacían todas las noches. Escuché rumores que todas las contraseñas de acceso eran nombres de miembros de la Orden del Fénix, pero no estuve muy enterada al respecto porque una de ellas fue Fawkes y esa no me parece que sea nombre de persona. En Pottervigilancia hubo varias, como Albus, Ojocolo, Padfoot, Moody (nunca entendí estas), Prewett, Longbottom, Dumbledore, Weasley… No sé si alguna vez pudo acceder alguien del otro bando, pero creo que no. Si lo hicieron, ojalá nunca saberlo.
Yo, siempre que podía, trataba de escucharlo. Una vez me perdí un programa (no te puedo decir el motivo, duele bastante todavía), y me costó muchísimo poder escuchar el siguiente, porque averiguar la contraseña no era fácil. Sin embargo, a pesar de eso, siempre recordaré a los asistentes, porque me dieron esperanza durante el tiempo que duró toda aquella pesadilla.
El nombre clave que tenía Lee Jordan, el creador de Pottervigilancia, era Rio. Intuí que era por su nombre, o por algún juego de palabras que tuviera.
También estaba Regio, que por su voz era fácil de identificar: Kingsley Shacklebolt, ¡el que fue Ministro! Justo ese. Qué hombre más valiente, siempre lo admiré mucho.
Luego, Romulus me hacía sentir bastante simpatía por él, pues parecía un hombre muy dulce y preocupado por lo que pasaba. Además, siempre me dio la sensación de que era quien más apoyaba a Harry Potter, o al menos uno de los que más. Algo me lo decía, y no solo por la voz dulce que tenía en Pottervigilancia.
Roedor era muy gracioso, y ese nombre me pareció mejor que el original que él mismo se puso, que era… no recuerdo exactamente cuál. Pero era muy gracioso, me hacía reír cuando lo creía imposible. Me enteré tiempo después que había muerto en la batalla de Hogwarts… sufrí tanto a pesar de no haberlo conocido.
La compañía que nos daba era el regalo más maravilloso que te podías imaginar. En una época en donde no sabías de quién fiarte, porque podrían haberse pasado al lado oscuro o estar bajo la maldición imperius, saber que ellos estaban ahí y eran personas totalmente de confianza… me reconfortaba. Sentía que no estaba sola y que todavía quedaba gente buena y valiente en el mundo.
No solo a mí, porque Pottervigilancia tenía un papel muy importante en aquel entonces: apoyaba a Harry Potter en su búsqueda sobre cómo derrotar a Lord Voldemort, informaba al mundo sobre lo que no se decía de forma oficial, pues la manipulación que había en el periodismo era demasiada, y en bando de los mortífagos lo tenían todo controlado. También hablaban la verdad, sin tapujos, sin miedo, aunque eso les supusiera tener que estar huyendo en cada momento de quienes buscaban que se callasen.
Pero no lo hicieron, y para mí, fueron grandes héroes.
Bueno, querido diente de león, sé que mis memorias están a salvo contigo. Te escribiré más veces, pero no te olvides de visitarme. Me gustaría contártelas en persona.
Te adora,
Tu yaya.